
Alimentación durante el embarazo: qué comer y qué evitar para cuidar a dos
Empezar el embarazo es como abrir un libro nuevo donde cada página tiene preguntas, expectativas y mucha curiosidad sobre lo que viene. Entre todas las dudas, la alimentación suele ocupar un lugar central: ¿qué puedo comer hoy que ayude al bebé y me haga sentir bien? Esta guía conversa contigo de forma directa y sencilla para que entiendas no solo qué alimentos favorecen un embarazo saludable, sino también por qué importan, cómo organizar tus comidas y qué precauciones tomar sin sentirte abrumada. Aquí no encontrarás juicios ni dietas extremas, sino recomendaciones claras, prácticas y basadas en la evidencia para que tú y tu bebé reciban lo mejor de la mesa cada día. Tómatelo como una charla cercana donde vamos paso a paso por lo esencial, los mitos más comunes, y trucos para cuando hay náuseas, antojos o restricción alimentaria por motivos éticos o de salud.
Por qué la alimentación en el embarazo importa tanto

La alimentación durante el embarazo no es solo «comer por dos» en el sentido cuantitativo; se trata de nutrir dos organismos en crecimiento y preparar las reservas necesarias para el parto y la lactancia. Los nutrientes que consumes hoy son los ladrillos con los que se construye el crecimiento fetal, el desarrollo cerebral y la formación de órganos. Además, tu nutrición influye en cómo te sientes: energía, estado de ánimo, manejo de náuseas y recuperación postparto. Comprender esto ayuda a cambiar la mentalidad de «dietas» a «nutrición funcional» —una alimentación que respalde tanto la salud inmediata como la a largo plazo de mamá y bebé. Cuando hablo de alimentación equilibrada me refiero a la combinación de macronutrientes (carbohidratos, proteínas, grasas) y micronutrientes esenciales (hierro, ácido fólico, yodo, vitamina D, calcio, entre otros), más la hidratación y la seguridad alimentaria para evitar infecciones que puedan complicar el embarazo.
Calorías y ganancia de peso: lo práctico
Es frecuente escuchar la recomendación de «comer un poco más», pero ¿cuánto es realmente necesario? La ganancia de peso ideal depende del peso con el que empezaste el embarazo. No es un número aislado, sino un rango que busca proteger tanto al bebé como a tu salud futura. En general, en el primer trimestre las necesidades calóricas apenas aumentan; es más importante enfocarse en la calidad de lo que comes que en la cantidad. A partir del segundo trimestre, suele recomendarse un incremento moderado —entre 200 y 450 kcal diarias dependiendo del caso— que te permita un crecimiento fetal sano y una reserva energética para el tercer trimestre y la lactancia. Sin embargo, estas cifras siempre deben personalizarse con tu profesional de salud, teniendo en cuenta tu actividad física, edad y condiciones médicas como diabetes gestacional u obesidad previa.
Tabla orientativa de ganancia de peso según IMC antes del embarazo
A continuación encontrarás una tabla orientativa que explica los rangos de ganancia de peso recomendados, pero recuerda que cada embarazo es único y estos datos sirven como guía general.
| IMC antes del embarazo | Ganancia de peso recomendada (kg) | Comentario |
|---|---|---|
| Por debajo de 18.5 (peso bajo) | 12.5 – 18 kg | Necesaria ganancia mayor para apoyar al feto |
| 18.5 – 24.9 (normopeso) | 11.5 – 16 kg | Rango estándar para la mayoría de embarazos |
| 25 – 29.9 (sobrepeso) | 7 – 11.5 kg | Controlar el aumento sin restringir nutrición |
| 30 o más (obesidad) | 5 – 9 kg | Seguimiento estrecho con el equipo médico |
Macronutrientes: cuál es su papel y cómo distribuirlos
En términos simples, los macronutrientes son tus fuentes principales de energía y materiales de construcción. No se trata de eliminarlos o exagerarlos, sino de elegir variantes de calidad y combinarlos bien a lo largo del día para mantener energía constante y favorecer el desarrollo fetal. Las proteínas son fundamentales para formar tejidos: músculos, placenta y órganos del bebé. Busca incluir fuentes de alta calidad en cada comida: carne magra, aves, pescado seguro, huevos, legumbres, queso pasteurizado y productos lácteos. Para las grasas, presta atención a las grasas saludables —ácidos grasos omega-3 (DHA y EPA) tienen un papel importante en el desarrollo cerebral y visual del feto— que se encuentran en pescados bajos en mercurio, semillas de chía, nueces y aceite de oliva. Los carbohidratos son la fuente preferida de energía: opta por versiones integrales que aporten fibra y ayuden a controlar el azúcar en sangre y el estreñimiento, un síntoma común en el embarazo.
Consejos prácticos sobre distribución
Incluye proteína en cada comida para prolongar la sensación de saciedad y apoyar la formación de tejido; prioriza carbohidratos complejos (avena, arroz integral, pan integral) y completa con frutas y verduras; agrega una porción de grasa saludable en la comida o la cena, como aguacate o un puñado de frutos secos. Comer cada 3-4 horas ayuda a manejar náuseas y mantener niveles de energía estables.
Micronutrientes que no puedes pasar por alto
Hay vitaminas y minerales que durante el embarazo cobran un protagonismo especial. El ácido fólico (vitamina B9) es quizá el más famoso porque reduce el riesgo de defectos del tubo neural cuando se toma antes de la concepción y durante el primer trimestre. El hierro es necesario para prevenir la anemia materna y asegurar un buen transporte de oxígeno; las necesidades aumentan significativamente y a menudo se recomienda suplementación. El calcio y la vitamina D trabajan en conjunto para la formación ósea del feto y para mantener la salud ósea de la madre. El yodo es esencial para el desarrollo neurológico y está relacionado con la función tiroidea. Otros nutrientes como la vitamina B12 (especialmente importante en dietas vegetarianas o veganas), el zinc y el ácido docosahexaenoico (DHA) completan el cuadro de micronutrientes críticos.
Fuentes alimentarias y suplementos
En una alimentación equilibrada puedes obtener la mayoría de estos nutrientes, pero la suplementación con un multivitamínico prenatal que incluya ácido fólico y hierro suele recomendarse por los profesionales de salud. Habla con tu médico sobre dosis y tipo de suplemento, porque hay situaciones en que se necesita hierro en mayor cantidad o vitamina D según los niveles basales. Para quienes siguen dietas vegetarianas o veganas, es vital planificar con un profesional para asegurar la vitamina B12 y proteínas adecuadas, y considerar la suplementación de DHA de origen vegetal o algas.
Alimentos recomendados: qué incluir en tu carrito
Llenar tu despensa con alimentos nutritivos facilita la toma de decisiones diarias. Frutas y verduras de colores diversos, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, lácteos pasteurizados o alternativas fortificadas, pescados seguros, carnes magras y huevos son tus aliados. Cada grupo aporta algo distinto: las verduras de hoja verde te brindan ácido fólico y hierro; los cítricos y pimientos aumentan la absorción de hierro por su vitamina C; las legumbres ofrecen fibra, proteínas y hierro; los lácteos aseguran calcio y proteínas de alta calidad.
- Frutas: naranjas, fresas, plátanos, manzanas, peras (preferir fruta entera en lugar de jugos para fibra).
- Verduras: espinaca, acelga, brócoli, zanahoria, pimiento, tomate.
- Cereales integrales: avena, arroz integral, quinoa, panes integrales.
- Proteínas: pollo, pavo, carnes magras, pescado bajo en mercurio (salmón, sardinas), huevos bien cocidos.
- Legumbres: lentejas, garbanzos, frijoles.
- Lácteos y alternativas: yogur natural pasteurizado, queso pasteurizado, leche o bebidas vegetales fortificadas.
- Grasas saludables: aceite de oliva, aguacate, nueces, semillas de chía y lino.
Alimentos a evitar y por qué
Algunos alimentos representan riesgos por bacterias, toxinas o contaminantes que pueden afectar el embarazo. Evitar no significa prohibiciones drásticas, sino tomar decisiones informadas. Los pescados con alto contenido de mercurio (tiburón, pez espada, caballa gigante) pueden acumular metales pesados que afectan el desarrollo neurológico del feto. Los alimentos crudos o poco cocidos —como carnes, huevos y mariscos crudos— aumentan el riesgo de infecciones por salmonela o toxoplasma. Los quesos blandos no pasteurizados y las leches no pasteurizadas pueden contener listeria, que, aunque poco frecuente, puede tener consecuencias graves. El alcohol está contraindicado durante el embarazo debido al riesgo de daño fetal irreversible; no existe un nivel seguro comprobado. La cafeína en exceso se asocia a riesgo de bajo peso al nacer y, por ello, se aconseja limitarla (generalmente menos de 200 mg diarios, equivalente a aproximadamente una taza de café filtrado), pero consulta siempre con tu profesional.
Lista de alimentos a consumir con precaución o evitar
- Evitar: pescados de alto mercurio (pez espada, tiburón, pez rey).
- Evitar: mariscos crudos – ostras, sushi con pescado crudo, ceviche sin cocción.
- Evitar: carnes y huevos crudos o poco hechos (hamburguesas poco hechas, huevos fritos con clara líquida).
- Evitar: quesos blandos no pasteurizados y leches no pasteurizadas.
- Evitar: patés y fiambres que no hayan sido calentados adecuadamente (por riesgo de listeria).
- Evitar: alcohol en cualquier cantidad.
- Limitar: cafeína a menos de 200 mg/día aproximadamente.
Seguridad alimentaria: prevenir infecciones como listeriosis y toxoplasmosis
La higiene en la cocina y el manejo seguro de los alimentos reduce notablemente riesgos como la listeriosis y la toxoplasmosis. La listeria puede encontrarse en alimentos refrigerados y procesados como quesos blandos y fiambres; su prevención pasa por consumir productos pasteurizados, calentar bien los alimentos refrigerados antes de consumirlos y evitar manipulaciones que comprometan su conservación. La toxoplasmosis está asociada a carnes crudas o poco cocidas y al contacto con suelo o heces de gato; cocinar bien las carnes, lavar frutas y verduras y mantener higiene al manipular tierra o arena son medidas efectivas.
Consejos sencillos: lava frutas y verduras con agua potable, cocina carnes a temperaturas seguras, evita la contaminación cruzada en tablas y utensilios, refrigera los alimentos en tiempo y desecha productos con olores o texturas inusuales. Estos hábitos no solo protegen en el embarazo sino que mejoran la seguridad alimentaria de toda la familia.
Gestión de náuseas, vómitos y antojos

Las náuseas matutinas pueden transformar la rutina alimentaria en un desafío. Afortunadamente, hay estrategias prácticas que suelen ayudar: comer pequeñas cantidades cada pocas horas, priorizar carbohidratos suaves como galletas saladas o pan tostado antes de levantarte, evitar olores fuertes al cocinar y mantener hidratación. Si las náuseas son intensas o hay vómitos persistentes, consulta con tu proveedor; existe tratamiento y manejo que puede mejorar considerablemente tu calidad de vida. En cuanto a los antojos, muchos son normales y no siempre indican carencias nutricionales; sin embargo, si el antojo es por alimentos poco saludables o peligrosos, intenta reemplazarlos por alternativas seguras que satisfagan textura o sabor sin sacrificar nutrición.
Estrategias prácticas para el día a día
– Mantén snacks proteicos a mano (yogur, frutos secos, hummus con palitos de verdura).
– Prueba bebidas calientes suaves, como infusiones (sin cafeína), para aliviar náuseas.
– Si hay reflujo o acidez, evita comidas muy grasosas y evita acostarte justo después de comer.
Plan de comidas ejemplo y tabla de ideas para la semana

Tener ejemplos concretos ayuda a traducir la teoría en la práctica. Aquí tienes un plan de muestra sencillo y flexible que incluye variedad, micronutrientes clave y sabores equilibrados. Ajusta las porciones y los ingredientes según tus gustos y necesidades.
| Tiempo | Ejemplo | Por qué es bueno |
|---|---|---|
| Desayuno | Avena con leche, plátano en rodajas, nueces y semillas de chía | Fibra, proteínas, grasas saludables, aporte de omega-3 y energía sostenida |
| Media mañana | Yogur natural con frutos rojos | Proteína, calcio, probióticos y vitamina C |
| Almuerzo | Ensalada de lentejas con espinaca, pimiento, aguacate y salmón a la plancha | Hierro vegetal combinado con vitamina C, proteínas, omega-3 y fibra |
| Merienda | Manzana con mantequilla de almendras | Fácil de transportar, aporta fibra, grasas y proteína ligera |
| Cena | Pechuga de pollo al horno con quinoa y brócoli al vapor | Proteínas, carbohidratos complejos, calcio y vitaminas |
| Snack nocturno (opcional) | Vaso de leche o bebida fortificada | Calcio y proteína que ayudan al sueño y recuperación |
Si eres vegetariana o vegana: cómo asegurarte de cubrir necesidades
Seguir una dieta basada en plantas durante el embarazo es posible y compatible con un embarazo saludable, siempre que se planifique cuidadosamente. Hay nutrientes que requieren atención especial: proteína (combinando legumbres, cereales y frutos secos), vitamina B12 (suplementación casi siempre necesaria), hierro (consumo de legumbres y alimentos fortificados, combinado con vitamina C para mejorar absorción), calcio (lácteos o alternativas fortificadas) y DHA (suplemento de algas puede ser una opción). Un profesional de nutrición puede ayudarte a diseñar un menú que cubra las necesidades y te brinde tranquilidad.
Alimentos vegetales clave
- Legumbres: lentejas, garbanzos, frijoles.
- Cereales integrales y pseudocereales: quinoa, trigo integral, avena.
- Semillas y frutos secos: chía, linaza, almendras, nueces.
- Productos fortificados: leches vegetales, cereales enriquecidos con hierro y B12.
- Suplementos: vitamina B12 y, en muchos casos, DHA de algas y un multivitamínico prenatal.
Mitos comunes sobre la alimentación en el embarazo
Existen muchos mitos que pueden crear ansiedad: “no debes comer pescado”, “debes doblar las porciones”, “si antojas algo significa que el bebé necesita eso”. La realidad es más matizada: muchos pescados son seguros y beneficiosos si eliges las especies de bajo mercurio y controles la porción; la cantidad de comida debe ajustarse a tus necesidades y actividad, no a un aumento indiscriminado; y los antojos son una mezcla de cambios hormonales, culturales y emocionales, no necesariamente un indicador de deficiencia nutricional. Otra creencia errónea es que comer por dos implica duplicar las calorías; más bien, la recomendación es incrementar de forma moderada y con alimentos de calidad.
Cuándo acudir al profesional y señales de alerta
Tu proveedor de salud es tu mejor guía. Consulta siempre ante dudas sobre suplementos, síntomas persistentes (náuseas que impiden comer, vómitos repetitivos, sangrado, dolor abdominal, disminución de movimientos fetales en el tercer trimestre) o si tienes enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión. En nutrición, busca un nutricionista o dietista especializado en embarazo si tienes restricciones dietéticas, alergias o intolerancias, o si tu médico sugiere un plan alimentario específico.
Consejos prácticos para hacer la alimentación más llevadera
Planifica compras con una lista que incluya ingredientes para platos simples y nutritivos; cocina porciones extras y congela porciones individuales para días con menos energía; mantén snacks saludables accesibles para evitar opciones ultraprocesadas; hidrátate con agua, caldos y bebidas sin azúcar; y escucha a tu cuerpo: come cuando tengas hambre, prioriza dormir bien y muévete con actividad física moderada siguiendo el consejo médico. Compartir la carga de cocinar con la pareja o familia también reduce estrés y te permite disfrutar más la experiencia.
Pequeños trucos
– Prepara sopas nutritivas y cremas que son fáciles de consumir cuando hay náuseas.
– Añade una cucharada de aceite de oliva a las comidas para aumentar calorías y absorber vitaminas liposolubles.
– Prueba batidos con base láctea o vegetal fortificada para un aporte concentrado de nutrientes.
Alcohol, tabaco y drogas: efectos y recomendaciones
No hay evidencia segura de niveles de consumo de alcohol que no afecten al feto; por eso la recomendación es evitarlo por completo durante el embarazo y la lactancia. El consumo de tabaco reduce el flujo de oxígeno al feto, aumenta riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer. Cualquier droga recreativa conlleva riesgos para el desarrollo fetal y la salud maternal. Si tienes dificultades para dejar sustancias, pide ayuda profesional; existen recursos y programas de apoyo que protegen tanto a la madre como al bebé.
Preguntas frecuentes
¿Qué pasa si como un alimento prohibido sin saberlo? No entres en pánico; consulta a tu médico y, según el alimento, es posible que no implique riesgo. ¿Puedo tomar café descafeinado? Generalmente es una alternativa segura en moderación, pero revisa la etiqueta y limita las bebidas con cafeína total. ¿Necesito un suplemento de hierro? Muchas embarazadas lo requieren; tu médico determinará según tus niveles. ¿Y si tengo náuseas intensas? Existen tratamientos seguros que tu profesional puede prescribir.
Recursos y lectura recomendada
Además de tu equipo de salud, hay guías oficiales y libros de nutrición perinatal que pueden ayudarte a profundizar. Centros de salud pública suelen ofrecer folletos y cursos prenatales donde aprenderás a aplicar esta información con ejemplos prácticos, clases de cocina y consejos de lactancia.
Conclusión
La alimentación durante el embarazo es una conversación continua entre tu cuerpo, tus emociones y la ciencia: no se trata de reglas estrictas sino de elecciones informadas y sostenibles que favorezcan el desarrollo del bebé y tu bienestar. Prioriza alimentos variados y nutritivos, mantén prácticas de seguridad alimentaria, complementa con suplementos cuando el profesional lo indique y adapta las recomendaciones a tu realidad y cultura. Si tienes condiciones especiales o dudas persistentes, busca el acompañamiento de tu médico o un nutricionista especializado. Alimentarse bien en el embarazo es un acto de cuidado que da frutos no solo en los primeros meses de vida del bebé, sino en la salud de ambos a largo plazo.
También te puede interesar

La guía definitiva para sobrevivir el primer trimestre: lo que nadie te contó y todo lo que necesitas saber
15.09.2025
15.09.2025
